quiso  mandar todo a la mierda y llorar,
los nervios le saltaban a chispazos 
por los poros de la piel como vibraciones eléctricas
que no podía de ninguna manera controlar,
se miro al espejo y contemplo en su rostro unos hilos de lágrimas,
y ahí comprendió que no podía tolerar tal decepción,
se sentó al borde de la cama, respiro profundo, 
se resolvió ir a la nevera y abrir una lata de cerveza,
tal vez no era para tanto, tal vez si,
de igual manera eso de las mentiras piadosas,
o de guardarse las cosas no estaban dentro de la lista
de las cosas que ella podría tolerar...




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