Tocaste fondo, sentiste en carne propia el dolor de la
incertidumbre, pero no, no eres débil; simplemente no podías continuar, las
piernas comenzaron a flaquear y el corazón cargaba con un peso que ya no era
sostenible, tu mente empezó a colapsar... Pero no, no eres débil.
Retuércete de dolor, grita hasta perder la voz, golpea a
puños el suelo, llora lo que tengas que llorar y cuando la calma llegue, cuando
sientas completa indiferencia hacia todo; piensa en frío, analiza la situación
desde todos los puntos de vista posible, establece los pros y los contras,
busca alternativas, busca posible soluciones, busca la paz, busca esa armonía
que le falta a tus días, no te aferres a nada que te produzca dolor ni a nada
que no te permita crecer.
Cuando toda la angustia haya terminado, sacúdete el polvo
del pasado, equilibrate, carga con el equipaje necesario y emprende un nuevo
camino, no es necesario que retrocedas, no es necesario que pienses en el
tiempo perdido, solo sigue adelante y recuerda que el viaje es mucho mejor
cuando sueltas todo aquello que pesa y aquello que sobra...
Me gustó
ResponderEliminarAquella necesidad de hacer un alto... y retomar fuerzas.
Que tengas buen día ✏
Muchas gracias Joel! También deseo un buen día para ti.
EliminarSaludos! :)