Sobre el otoño y adjetivos
No me apetecía café, ni tenia ganas de salir, no quería encender la luz, ni correr las cortinas. En la oscuridad se estaba a gusto, el otoño estaba instalado en las calles, llovía intermitentemente y podías ver como el vapor emanaba de las bocas extrañas, todos caminando apresuradamente con la vista al suelo, todos intentando llegar a destino, algunos chocando entre sí, otros gritando improperios, casi ningún rostro se veía amistoso.
Sin dudas, en la oscuridad se estaba a gusto, tendida en el colchón suave, escuchando como el viento se colaba por cuantos orificios encontraba a su paso, amparada por esas cuatro paredes húmedas y frías, en cierto modo podía sentir calidez, una calidez que no encajaba en lo absoluto con esa habitación pequeña y mal iluminada... Pero ahí se estaba a gusto, por momentos podías olvidar todo el caos que sacudía la ciudad allí afuera, nada preocupaba, nada inquietaba, nada importaba, y eso era; reconfortante!
El otoño nunca me agradó, solo tengo memorias tristes de el, el frío, la lluvia, el cielo cubierto, la humedad impregnada en cada cosa y en todos los rincones, el silencio ensordecedor de la noche, bares vacíos, callejones siniestros, todo se ve más aterrador de lo que es o puede ser...
El otoño una estación inútil, una estación vaga y floja y como si tres meses no le bastaran se despide burlona y triunfal para darle su lugar al invierno...
Mis pies tocan el piso, el amanecer se ha llevado la oscuridad, el claro invadió la habitación y ahora todo se ve completamente diferente, esa extrañeza me obliga a levantarme, nada es para siempre no?
Me resigno y trato de ocupar mi mente con pensamientos positivos, "Nada es para siempre" y este otoño no será la excepción. Efímero, fugaz, breve, perecedero, huidizo... me repito internamente, todo eso es el otoño, busco más adjetivos para designarle pero se hace tarde, tomo mi bolso, giro la llave en el cerrojo y me adentro a la rutina...
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