Enemistad

Vives enemistada con tu propio cuerpo,

siempre sintiéndote incomoda en tu propia piel,

preocupada por el peso extra acumulado en tus caderas,

por esos pocos centímetros demás que descubres en tu cintura.

Siempre deseando unos labios más finos, unos dedos más delgados,

o un mentón mas pronunciado.

Siempre odiando tu suerte, creyendo que tus rizos desordenados no son bonitos,

que tu extrema palidez te sienta mal y tu manera de vestir muy infantil.

Siempre paseas por las calles con el miedo de atravesarte frente a algún cristal,

sintiendo pánico de ver tu figura reflejada en él y que la fragilidad de tu autoestima

se vea quebrada por tus inseguridades...


Vives creyendo que no eres lo suficientemente atractiva, que nadie podría encontrar

cualidades interesantes en ti,

vives preocupada por la comida, pensando en lo que deberías comer o no.

Vives creyendo que privándote de un bocado tus problemas estarán resueltos,

que tan solo con algo de tiempo tendrás el valor de pararte frente al espejo 

y admirar por fin tu desnudez...

Vives creyendo que en la delgadez se encuentra tu sensualidad,

que cuando alcances por fin esa talla anhelada podrás controlar tus impulsos,

esos impulsos que entre llantos y arcadas desgarran tu garganta y amargan tu ser.


Y todavía no eres capaz de comprender que estas tan equivocada,

que eres mucho más que los números que se reflejan en la balanza,

eres mucho más que toda esas calorías que te pasas contando durante todo el día,

eres mucho más que tu peinado, que la manera en que llevas pintadas las uñas,

eres más que las extensas horas que te aíslas en el gym aunque te sientas tan cansada.


Todavía no eres capaz de comprender que estas dejando pasar los mejores años de tu vida

preocupándote por banalidades que solamente tu puedes ver,

que más allá de tu aspecto físico tienes mucho más que ofrecer...

Todavía no eres capaz de comprender lo maravillosa que te vez sonriendo,

y como tus ojos destellan tanta vida cuando te dejas llevar sin más,

cuando te desconectas por un momento de la realidad y solo te permites disfrutar.

Todavía no logras descubrir que ninguna cualidad exterior te define realmente,

que tu verdadera belleza es interior y hasta que no rompas los prejuicios

que haz estado tejiendo todos estos años a tu alrededor... no sanarás.

Hasta que no te abraces y aceptes, tus heridas no cerraran, 

hasta que no aprendas a reconciliarte con tus supuestos defectos físicos

nadie podrá hacerte entrar en razón, nadie podrá hacerte notar todo

lo que eres en realidad...

Hasta que no hagas las paces contigo misma y rompas los lazos con esta profunda enemistad

nadie más podrá salvarte...




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